viernes, 4 de mayo de 2007

De oficinas, pijamas y pelos encrespados

Viernes. Cinco horas encerradas en el despacho y trabajando por la gran “hacedora de pasillos” y el “rey del messenger”. La calefacción a una temperatura infernal en esta oficina de locos y yo que sudo como un pollo. Ya verás como se me riza el pelo con la humedad de mi cuero cabelludo y cuando asome por la sala parezco un calco de Diana Ross hasta las cejas de cafeína. Quién me va a respetar así. Malditos genes, quiero tener el pelo liso.

Entro al blog y me sonrío al leer los comentarios. Curioseando por la blogosfera una encuentra de todo, y la gente me encuentra a mi.

Pero es que no tengo ganas de seguir esperando a que la única pata que cojea de mi vida continúe desestabilizándome.
Me tomo la revancha. Quizá me quite el traje de gacela —suena como a pijama de felpa con dibujitos de bambis, en plan fiesta de pijamas o guerra de almohadas, nada sexy, mi madre— y acabe siendo una depredadora con escrúpulos los justos y muchas ganas de buscarle las cosquillas a todo macho que se me cruce.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja ja ja, desde luego si que estás herida. La sangre llama a la sangre...
NO TIENES PERDÓN.

Anónimo dijo...

ñam ñam, acaso no lo hacen ellos???
jeje, disfruta que cualquier día te enamoras.......y plof!!!
de vuelta a gacelita indefensa...
saludos y gracias por la visita.

Ana María dijo...

Nena a mí me pasa igual con el pelo y ¿sabes mi remedio? un bonito sombrero agacha hasta el pelo más rebelde :).

Y lo de gacela me suena muy sensual, no te quites el traje:).

Anónimo dijo...

hola, a lo mejor todo es mas facil... en serio mira bien...
Un beso